Ellos no son los responsables del confinamiento
Ellos
no son los responsables del confinamiento
Por: Carlos Arturo Arias Castañeda
Junio 26/2020
Cuando
empezó el aislamiento un gran número de estudiantes sobre todo de sectores
vulnerables, no tenían recursos tecnológicos en casa ni la formación para atender
a la educación no presencial. ¿Qué ha pasado en estos tres meses de
confinamiento que nos permita pensar que ahora si pueden conectarse e
interactuar con sus maestros en línea?,
¿Acaso tres remesas de $40.000 han solucionado su pobreza?, ¿Acaso con
un mercado de ese valor alguien puede sobrevivir un mes, para creer ahora que la
plata que ahorran en alimento la puedan invertir en internet?
No
mis amigos, no seamos tan ilusos, nada se ha hecho por ellos. Por garantizarles
conectividad, porque tengan un computador en casa, por capacitarlos. Con qué
autoridad les exigimos algo.
Escribo
desde la impotencia que me produce saber que ya algunos han empezado a
satanizar a los estudiantes que no logran conectarse o no han entregado
trabajos. Que fácil es cuestionar a otros desde nuestra comodidad. Ahora ellos
pagarán las consecuencias del aislamiento, como si lo hubiesen provocado. No
tolero que algunas personas -entre ellas maestros- digan que los muchachos no entregan trabajos porque
quieren pasar el año regalado, que están a acostumbrados a hacer nada, que es
la pereza, que son recostados, que son atenidos. No justifico la pereza, ni
justificaré nunca la cultura del Dios se lo pague o del asistencialismo
ramplón, pero tampoco justifico que señalemos a los menos favorecidos como los
más perezosos e incapaces.
Hablo
desde la empatía que produce haber vivido en invasiones, de haber sido
desplazado en dos ocasiones, desde la zozobra que produce además de acostarse sin comer saber que al día siguiente
tampoco habrá alimento, desde la impotencia que produce ver a tu mamá salir en
la mañana por un bocado de comida y regresar en la noche sin nada. Hablo desde
la rabia que produce que otros te señalen como perezoso e incapaz solo por no tener mejores condiciones económicas.
No produce sino frustración y tristeza querer hacer algo y no poder hacerlo, no
tener celular, no tener whatsapp y saber que otros si pueden cumplir solo
porque tienen unos recursos superiores a los tuyos.
¿Cómo
leemos que a una reunión por zoom, meet, sala de Facebook o whatsapp falte el
90% o más de los estudiantes?, ¿solo como negligencia de los estudiantes?
No
es lo mismo para quienes tenían los recursos
tecnológicos o los pudieron comprar durante el confinamiento para atender la
emergencia, que quienes carecen de todo. Muestra de ello es que muchos maestros
tenían computadores y conectividad en casa, pero no habían tenido la necesidad
de usar plataformas para interactuar con los estudiantes, ellos rápidamente se
actualizaron y ya muchos lo hacen eficientemente, igual ocurre con los
estudiantes que tenían recursos en casa, ya están tan familiarizados con los
temas de educación digital que hasta orientan a sus docentes. Sin embargo, cómo reprochar a quienes no tienen nada en
casa, cómo pretendemos que paulatinamente
y de manera espontánea vayan cumpliendo con tareas, conectándose y asistiendo a reuniones virtuales, si nada ha
cambiado para ellos, por qué esperar que las cosas cambien si no hemos
provocado esos cambios.
Reconozco
los esfuerzos del MEN; la SEM, colegios, maestros han hecho por adaptarse a las
nuevas tecnologías y doy fe que mucho se ha logrado si se hace un balance
general, pero también hay que reconocer que en los sectores vulnerables no se
ha hecho mucho, además de señalar lo irresponsables que han sido para cuidarse
del contagio del coronavirus.
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